Román Gonzalvo

«Ningún problema puede ser resuelto desde el mismo nivel de consciencia en el que se creó»

Albert Einstein

Doctor en Psicología y Psicólogo General Sanitario, graduado por la Universidad Autónoma de Madrid (2005), y Psicoterapeuta en ejercicio desde 2009.

Es editor del Journal of Transpersonal Research® (JTR) , una revista académica internacional sobre investigación en psicología transpersonal, y presidente de la Asociación Transpersonal Iberoamericana (ATI). Además de profesor de Psicología Transpersonal en el Máster en Mindfulness de la Universidad de Zaragoza.

Ha sido profesor de Psicología Profunda en la Universidad Vizcaya de las Américas (Colima, México) e impartido seminarios en la Universidad Pública de Navarra, la Universidad Nacional de Educación a Distancia (UNED), el California Institute of Integral Studies (San Francisco) y la University of Pretoria (Sudáfrica). Y ha realizado estancias investigadoras en el Indian Statistical Institute (Calcuta), y en Sofia University (Palo Alto, US).

Durante ocho años ha trabajado los procesos de duelo e investigado las necesidades, aprendizajes y transformación personal en enfermos terminales de cáncer, y sus allegados. Algo que ha desarrollado en hospitales de México, India, Papúa Nueva Guinea, Zimbabue, Kenia y España. Gracias a la singularidad de este trabajo, ha podido experimentar y entender qué es lo que nos hace verdaderamente felices y qué elementos son necesarios en el vivir para sentirse en paz con uno mismo.

Salud

«Salud» significa el adecuado equilibrio de nuestro organismo. Entendiendo por «equilibrio» la armonía entre las dimensiones biológica, social, psicológica, ecológica y espiritual del ser humano. Y por «organismo», el ser vivo en sí mismo que somos, formando parte a su vez de otro organismo mayor, que es la vida.

Como organismos «humanos» que somos, podríamos decir que lo que fundamentalmente nos diferencia de otros organismos es nuestra mente (ego) y nuestra consciencia (ser); dos instancias unidas, pero diferentes.

En concreto nuestra mente busca sistemáticamente el placer, y repele el dolor, ocasionándonos momentos de sufrimiento que no dejan de acompañarnos a lo largo de toda la vida, produciéndonos en ocasiones bloqueos que no sabemos bien cómo resolver.

El proceso homeostático del ser humano busca la evolución hacia el bienestar, la paz y la felicidad, sin embargo, cuando el crecimiento natural de la persona se ve obstaculizado, es importante reconocer la forma en que se manifiesta (a nivel psicológico):

• Conflictos en relaciones sociales y/o laborales
• Conflictos familiares y/o de pareja
• Dificultad en el manejo de las emociones
• Problemas de autoestima e identidad
• Falta de sentido y motivación
• Crisis de diferentes tipos
• Inseguridad y estancamiento en la toma de decisiones
• Apego desadaptativo
• Vivencia desajustada del pasado o del futuro
• Trastorno psicológico (neurosis, psicosis, esquizofrenia, trastornos de la personalidad, de la conducta alimentaria, adaptativos, del estado de ánimo, etc.)

Todos estos problemas se ocasionan únicamente en la esfera de la mente (del ego). De esta forma, el proceso del restablecimiento de la salud, dependería de nuestro aprendizaje y capacidad para transcender nuestro ego, llegando a saber vivir cotidianamente desde nuestro ser real.

Todos tenemos los recursos necesarios para hacer frente a nuestros problemas, y comprender qué está impidiendo nuestro buen funcionamiento vital. Un momento de dificultad en la vida, es una gran oportunidad de conocimiento y crecimiento personal, si se sabe comprender.

Psicoterapia


Ligada a la psicología, la psicoterapia es la herramienta utilizada por los profesionales de la salud, para tratar los conflictos psicológicos y sus consecuencias, en las personas.

Existen varias escuelas de psicoterapia y diversas formas de trabajar, sin embargo se ha demostrado que la sanación no depende tanto de la escuela a la que se adscriba el trabajo, sino de la relación terapéutica que se establezca entre la persona que viene a consulta y el terapeuta.

Cada vez más, se está reconociendo la eficacia del uso integrativo de las diferentes técnicas y abordajes terapéuticos de las principales corrientes de conocimiento:

• Conductista
• Cognitiva
• Psicoanálisis/Psicodinámica
• Humanista/Existencial
• Familiar/Sistémica
• Transpersonal/Integral

Cada enfoque tiene sus características, sus formas de entender la psique y el comportamiento humano, así como sus propias herramientas para trabajar las dificultades psicológicas.

Es importante utilizar el conocimientos y técnicas de todas ellas, porque depende de cada persona, de su circunstancia, de su nivel de consciencia, y de su disposición, la eficacia del trabajo terapéutico.

Una descripción de cada una de estas escuelas está disponible clicando sobre su nombre. Para una breve introducción a todas ellas aqui.

A modo resumen:

• Se utiliza la psicología cognitiva cuando se trabaja con los pensamientos, la actitud y la interpretación que hacemos de la realidad.
• El conductismo cuando tiene que modificarse una conducta concreta que resulta desadaptativa.
• El psicoanálisis (psicodinámica) está siempre presente desde el momento en que la terapia tiene como objetivo hacer consciente los elementos inconscientes que han desencadenado la circunstancia actual.
• La psicoterapia humanista cuando se ha de desarrollar el potencial humano, la vivencia de las emociones reprimidas, la libertad del individuo, la espontaneidad, la responsabilidad, la evolución y el crecimiento personal.
• La logoterapia (existencial) si la persona no encuentra sentido ni a su vida particular, ni a la vida en general.
• La terapia familiar sistémica si el problema está determinado o influye en el entramado familiar o social del individuo.
• Y la psicoterapia transpersonal (integral) cuando la persona requiere expandir su consciencia, trascender su ego, encontrarse con su verdadero ser y con el de los demás.

En la actualidad se sabe que una adecuada y perdurable sanación, viene determinada por la combinación de diferentes estrategias terapéuticas, según han mostrado diferentes autores (Arkowitz, 1992; Beitman, 1992; Duncan, Miller, Wampold y Hubble, 2011; Frank y Frank, 1961; Garfield, 1980).

Transpersonal

«Transpersonal» es un término que se emplea en diferentes ámbitos, pero que se originó y se sigue usando fundamentalmente en el ámbito de la psicología.

La primera persona en mencionar este término fue el psicólogo William James (1842-1910), en la Universidad de Edimburgo, para referirse a la experiencia humana de lo transcendente. Sin embargo, con la evolución de los años, la definición ha ido sistematizándose cada vez más hasta llegar por ejemplo a la ofrecida por Walsh y Vaughan (1994) y Daniels (2008): “La experiencia transpersonal es aquella en la que la sensación de identidad (yo) se expande más allá (trans) del individuo (personal-ego) y llega a abarcar aspectos de la humanidad, la vida, el psiquismo y el cosmos que anteriormente eran experimentados como ajenos”. En otras palabras, lo transpersonal atañe al ser profundo que somos en realidad, una vez hemos transcendido nuestro ego.

La psicología transpersonal se distingue de las otras escuelas psicológicas (sin contradecirlas) porque es la única que comprende al ser humano como un ser esencialmente espiritual, junto con sus dimensiones biológica, psicológica, social y ecológica. Es la única psicología que estudia deliberadamente la naturaleza del ego, y nuestra relación con él, integrando el conocimiento proveniente de las demás escuelas, e incluyendo nuevos parámetros en la práctica como por ejemplo el conocimiento intuitivo, la metacognición, el inconsciente colectivo, el sentido último, la empatía y la compasión, la aceptación profunda, el compromiso con el amor, la paz interior o la autorregulación organísmica, entre otros.

El paradigma (y por tanto la psicología y psicoterapia) transpersonal, parte de la concepción de que vivimos fundamentalmente apegados a nuestra mente, nuestro ego. Lo cual nos impide experimentar lo que somos en verdad, produciéndonos en numerosas ocasiones identificaciones erróneas, con ideas de nosotros mismos, de los demás, y de lo que nos rodea, que no se corresponden con la realidad. Fruto de esto, vivimos la vida desde un estado de consciencia ordinario, que nos impide comprender lo que está más allá de nosotros mismos, debido dicho sea de paso, al bienestar y seguridad que produce mantenerse en lo conocido, evitando el incómodo camino que implica el conocimiento de sí mismo y del mundo.

La atracción por la dimensión transpersonal de las personas y del universo, puede originarse por mero interés personal y curiosidad. Aunque también puede surgir debido a algún hecho doloroso, que nos hace volcarnos hacia dentro, encontrándonos con un mundo interior que hasta entonces desconocíamos, que nos asusta y desestabiliza, y que incluso puede llevarnos hasta el trastorno o la enfermedad si no se sabe transitar correctamente. Este momento de angustia, lejos de ser una condena, significa una oportunidad de crecimiento; el desencadenante a un despertar de expansión de la consciencia.

La visión transpersonal supone la no-dualidad de la existencia. Todo lo contrario al mundo que crea nuestra mente, nuestro ego, en el que la realidad se manifiesta de forma dual: bueno-malo, acertado-equivocado, sano-enfermo, aceptable-inaceptable, soledad-compañía, placer-dolor, vida-muerte, etc. Cuando despertamos a la no-dualidad, nuestra limitada sensación personal de identidad, se expande y se identifica con todo lo que le rodea, sabiéndose UNO con TODO. Esta sería la pura consciencia transpersonal, el mayor nivel de consciencia al que una persona puede llegar.

No obstante, la apertura a lo transpersonal no está en todos, ni tiene por qué ser para todos. Cada cual vive en un estado de consciencia diferente, porque hay infinitas formas de existir. Esta perspectiva simplemente convive con las demás, armónicamente.

El camino es largo, lleno de aprendizajes, y nosotros solo somos seres en continua evolución. La integración de la esfera transpersonal en la cosmovisión del ser humano no nos libra de padecer los mismos problemas que cualquiera sin esta óptica, la diferencia es la solución que damos a esos problemas.

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